El contrato de Seguro de Vida se establece en un documento llamado “póliza”, el cual contiene los siguientes elementos:
EL ASEGURADOR
La compañía de seguros con la que firmas el acuerdo.
LOS SINIESTROS
Los eventos imprevistos por los que puedes hacer válido el seguro, es decir, por los que puedes reclamar el pago.
EL ASEGURADO
La persona que es protegida por las coberturas del seguro.
EL O LOS BENEFICIARIOS
La o las personas que designa el asegurado como receptoras del pago en caso de fallecimiento. No tienen que tener un vínculo familiar o consanguíneo contigo, tú puedes elegir como beneficiario a quien tú quieras.
LA PRIMA
El dinero que paga periódicamente el contratante del seguro a la compañía a cambio de obtener la protección del seguro de vida para él o alguien más.
LA SUMA ASEGURADA
El dinero que recibe el asegurado o sus beneficiarios cuando ocurre uno de los eventos imprevistos contemplados en la cobertura.
Puedes contratar un seguro de vida por un tiempo (temporal) o para toda la vida (vitalicio), y según tus necesidades puedes encontrar variaciones en México. Por ejemplo, algunos incluyen apoyo económico en caso de accidente, enfermedad o alguna situación que te imposibilite realizar actividades que te dan tu ingreso económico (ideal para personas que son el sustento económico de una familia). Hay seguros temporales que solo cubren fallecimiento, pero agregan gastos funerarios o costos de repatriación (ideal para viajeros).
Cuando contratas tu póliza de seguro te comprometes a pagar periódicamente el costo de la prima para que la aseguradora te garantice pagarte a ti o a tus beneficiarios el monto de la suma asegurada si llega a ocurrir alguno de los siniestros que cubre el seguro de vida, que pueden ser 3, como ya vimos: invalidez, fallecimiento o supervivencia.
Tú puedes elegir la suma asegurada, es decir, cuánto dinero vas a recibir tú o tus beneficiarios si ocurre uno de los siniestros contemplados en la póliza. Sin embargo, toma en cuenta que a mayor suma asegurada el costo de la prima que aportas es mayor, por lo que debes considerar tu capacidad de pago actual y a futuro con un buen control de tus finanzas.